¿Tienes metas o tienes ganas?
Hay una diferencia enorme entre tener una meta y tener un impulso.
El impulso aparece después de ver un vídeo motivacional en Instagram.
La meta aparece cuando, después de apagar el móvil, decides actuar.
Porque sí, es fácil decir:
“Este año me lo tomo en serio”.
“Ahora sí empiezo de verdad”.
“El lunes sin falta.”
Y luego… nada.
¿El problema? No es que no tengas fuerza de voluntad.
El problema es que en algún momento va a flaquear esa fuerza de voluntad o motivación, y tenemos que hacer lo posible para estar bien preparados cuando eso llegue.
Vamos a hablar de eso. De los errores que te sabotean antes de empezar y de cómo puedes esquivarlos para avanzar de verdad.
El error de empezar con metas abstractas
Una de las trampas más comunes es confundir deseos con objetivos.
Decir: “Quiero estar mejor”, “Quiero ahorrar más”, “Voy a comer sano” suena bien… pero es como decir “quiero viajar más” y no mirar ni un vuelo.
¿Qué hacer en su lugar?
➡ Define acciones concretas.
Cambia “quiero ahorrar” por:
“Ahorrar 50 € cada viernes durante 3 meses”.
Cambia “quiero hacer ejercicio” por:
“Caminar 30 minutos, 3 veces por semana, durante el próximo mes”.
El error de exigirte como si fueras otra persona
Queremos resultados de alto rendimiento con energía de lunes por la mañana.
Te pones metas tan ambiciosas que te rompen antes de empezar: gimnasio diario, dieta estricta, meditación, lectura, yoga y aprender alemán… todo el mismo mes.
¿Qué hacer en su lugar?
➡ Define objetivos realistas para tu ritmo actual.
Ponte metas que puedas cumplir sin dejar tu vida en pausa.
Empieza pequeño. Luego ajustas.
El error de no medir nada
Si no sabes si lo estás cumpliendo, ¿cómo vas a corregirlo?
No tener una forma de medir tus avances es como correr con los ojos cerrados.
No sabes si estás yendo bien, lento o si estás quieto.
¿Qué hacer en su lugar?
➡ Acompaña cada objetivo de algo medible:
- Número de veces por semana
- Cantidad concreta
- Tiempo definido
- Una acción visible que puedas marcar como “hecha”
El error de no ponerle fecha de revisión
Una meta sin fecha es un deseo a largo plazo (o sea, algo que vas dejando para “cuando se pueda”).
¿Qué hacer en su lugar?
➡ Ponle una duración.
Por ejemplo: “Durante este mes”, “En 15 días”, “Hasta el 30 de julio”.
No es para presionarte. Es para que puedas revisar, ajustar y seguir.
Nadie dijo que haya que hacerlo perfecto. Lo que necesitas es empezar y evolucionar.
Cómo definir metas y objetivos personales (de verdad)
Recapitulando: si quieres dejar de abandonar tus metas, empieza así:
✅ Hazlas concretas
✅ Hazlas medibles
✅ Hazlas realistas para tu vida
✅ Ponles un plazo
✅ Y sobre todo: ajústalas si no funcionan. No te castigues. Corrige y sigue.
Esto no va de todo o nada.
Va de ir afinando hasta que la meta se parezca cada vez más a tu día a día.
Hasta que lograrlo sea cuestión de constancia, no de heroicidad.
¿Y ahora qué?
Si has llegado hasta aquí, ya sabes lo que no funciona.
Y también sabes por dónde empezar.
📥 Te dejamos unas plantillas para que puedas anotar, definir y revisar tus objetivos personales de forma práctica.
Empieza sin agobios. Paso a paso. A tu ritmo.
Y que esta vez sí, sea la buena.
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