¿Cuánto te importa tu vida?

Quizás es una pregunta un poco estúpida.

Si no vivimos no podemos hacer cosas no? Así que debería ser lo más importante.

Quizás si tienes hijos soltarás algún comentario como “Desde que tengo hijos daría mi vida por ellos”.

Vale te lo compro… pero no saques pecho. Es algo normal.

Nuestro cerebro está programado para ello, es el motivo por el cual, cuando un bebé llora a las 3 de la madrugada no te levantas y lo pones en otra habitación donde no puedas escucharlo. ( Y gracias a Dios! yo he sido un bebe muy tocapelotas… o eso me han contado)

Te levantas, lo cuidas y atiendes sus necesidades.

Tu cerebro entiende dos cosas:

Uno – Tienes que hacerlo para la perpetuación de la especie.
Dos – Ese bebe sin ti no puede sobrevivir.

Nuestro cerebro es muy bueno en el corto plazo.

Pero si tanto nos importa nuestra vida… ¿todo lo que haremos será para alargarla y mantener el nivel de vida, no?

Pues parece que no…

Por qué se hace difícil explicar cómo hoy en día con todas las ventajas que tenemos, los indices de obesidad y sedentarismo van en aumento.

Quizás estás pensando… ¿Ostia un blog gordofóbico?

No, simplemente que la obesidad y el sedentarismo se relacionan con más riesgos de enfermedades cardiovasculares.

Te doy otro ejemplo, la gente puede decir que su vida le importa muchísimo mientras fuman su décimo quinto cigarro del día.

No tengo nada contra de los fumadores. Pero aumenta la probabilidad de padecer cancer de pulmón.

Y eso mata gente, eso no me gusta.

¿Pero ves la incongruencia, no?

Nuestros hábitos no van de la mano de lo que decimos.

No es fácil. No hay un formula mágica.

Pero creo que merece la pena pensar si hay algo en lo que podamos mejorar.

Somos lo que hacemos… no lo que decimos.

Si te convence lo que te cuento puedes seguir leyendo aquí.